Foto: (cc) batega
Olivia era una mujer bella, sobresaliente entre sus amigas. Ella lo sabía y hacía uso de su galanura con frecuencia para obtener lo que quería. La parte de su cuerpo que ella más admiraba era su ombligo. ‘Lo tengo precioso’ se decía diariamente, aunque nadie la escuchara. Le gustaba sacarse fotos y tocarlo suavemente, porque al rozar sus diminutos vellos sentía unas cosquillas que le provocaban más que risas inocentes. Lee el resto de esta entrada »