La Vidente

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Esa noche soñó con su propia muerte. Horrorizada miró el fondo de la taza de café turco que había desayunado, los granos aun húmedos daban cuenta de un certero futuro de corto plazo. Corrió en busca de un tarotista imparcial, pero la suerte no fue distinta. Agotada se detuvo y miró sus manos. Se dio cuenta que nunca les había prestado atención, su línea de la vida estaba extrañamente entrelazada por la línea del corazón. Levantó la vista para encontrar la de él, su corazón saltó alegre en un ritmo inusitado e irregular para luego dejar de latir para siempre.

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Año Nuevo, Vida Nueva

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«El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos.»
William Shakespeare

El hombre suertudo más desafortunado

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Hay personas que me pueden considerar un tipo con suerte, agradecido de la vida, alguien tocado por la mano de un ángel o por la del mismo Dios. Incluso algunos seguramente hasta envidiarían vivir al lado interno de mi piel. Esos pensamientos ignorantes son tan irónicos como reales y por eso mismo me llenan de amargura. La que algunos llaman suerte para mi es una bofetada que siempre duele y me recuerda el precio que pagué por obtenerla. Tengo un trabajo secreto que es el más ingrato del mundo y a pesar de eso debo sentirme feliz. Generalmente trato de no pensar en mi trabajo pero éste es como una sombra oscura que no se me despega. Aunque trato de distraerme siempre está presente e ignorarla sería como ignorar el hecho que respiro.